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Premio Nobel de Economía 2025

Durante gran parte de la historia, la calidad de vida de las personas apenas cambiaba de una generación a otra. Hubo inventos y descubrimientos importantes, pero sus efectos eran pasajeros: tras algún avance, la economía volvía -tarde o temprano- a estancarse. Esto cambió radicalmente con la Revolución Industrial (1800), hace poco más de 200 años.

Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howit, los ganadores del premio Nobel de Economía del 2025, explicaron que el crecimiento económico sostenido que hemos vivido en los últimos 200 años se debe principalmente a la innovación tecnológica.

Joel Mokyr, holandés, lo estudió desde un punto de vista de histórico, e identificó los tres requisitos que hicieron posible ese crecimiento sostenido: un círculo virtuoso entre conocimiento científico y conocimiento técnico, personas competentes que podían llevar las innovaciones a los consumidores, y una sociedad abierta al cambio.

Por el otro lado, Philippe Aghion, francés, y Peter Howitt, canadiense, lo estudiaron desde un punto de vista económico, e identificaron, a través de fórmulas matemáticas, que la inversión en tecnología de las empresas explica el crecimiento económico sostenido. Además, lograron explicar que este crecimiento es dinámico: las compañías que antes lideraban el mercado quedan desplazadas por las innovaciones de sus rivales, lo que llaman destrucción creativa.

¿Por qué es importante para Flip?

Porque valida nuestra filosofía de inversión, que apuesta a la innovación de las empresas americanas, quienes han liderado el desarrollo tecnológico de los últimos 200 años. Además, alineado a la destrucción creativa, sabemos que siempre son nuevas empresas las que desarrollan los siguientes avances tecnológicos, y son estas las que lideran el crecimiento mundial. En ese sentido, a través de la inversión pasiva, podemos capturar siempre todo el valor generado por estas innovaciones.

Joel Mokyr: La Historia de la Innovación

Para entender mejor por qué la Revolución Industrial dio inicio al ciclo de crecimiento económico más importante de la historia de la humanidad, vale la pena repasar brevemente la evolución histórica del conocimiento y la actitud hacia el cambio:

  • Edad Media (500–1400): Europa era una sociedad dominada por la autoridad religiosa y la tradición, poco abierta a ideas nuevas. Aun así, se introdujeron inventos importantes como el arado pesado y los molinos de viento, que aumentaron la producción agrícola. El problema fue la falta de comprensión profunda del por qué funcionaban estos inventos: el progreso tecnológico ocurría de forma esporádica y dispersa, insuficiente para impulsar un crecimiento sostenido.
  • Renacimiento (1400–1500): Renació la curiosidad humanista. La imprenta de Gutenberg (1450) facilitó la difusión del conocimiento, y surgieron pensadores como Leonardo da Vinci, Copérnico o Galileo. Sin embargo, seguía habiendo una gran brecha entre el conocimiento teórico (saber por qué) y el práctico (saber cómo) y escaseaban artesanos e ingenieros capaces de llevar las nuevas ideas a la práctica.
  • Revolución Científica (1500–1600): Surgió el método científico (figuras como Descartes, Newton) y se fundaron academias y sociedades científicas (Royal Society en Inglaterra). Esto mejoró la retroalimentación entre la teoría y la práctica, aumentando la acumulación de conocimiento útil aplicable a la producción de bienes y servicios.
  • Ilustración (1600–1700): Se afianzó la idea de que el progreso humano es posible y deseable. La autoridad de la razón y la evidencia científica sustituyó gradualmente a la autoridad absoluta de la Iglesia. El mensaje de los filósofos (Locke, Hume, Voltaire, Adam Smith, Kant, etc.) fue que el conocimiento debía ponerse al servicio de la sociedad. Esto desencadenó en una mayor aceptación cultural del cambio en la sociedad.

Todos estos factores confluyeron para dar pie a la Revolución Industrial (1700-1900) y, seguidamente, a los dos siglos de mayor crecimiento económico en la historia de la humanidad. Mokyr identifica tres factores clave que lo hicieron posible:

  1. Círculo virtuoso entre conocimiento científico y técnico:

Mokyr mostró que antes de la Revolución Industrial estos dos tipos de conocimiento avanzaban por caminos separados. La mayor parte de la innovación tecnológica pre-moderna se basaba en conocimiento funcional: la gente sabía que algo funcionaba, pero no necesariamente entendía por qué. Mientras tanto, los científicos desarrollaban teorías sin preocuparse mucho por aplicaciones prácticas. Esta desconexión hacía difícil acumular mejoras: muchas innovaciones se daban por ensayo y error, o apuntaban en direcciones equivocadas que una mejor base científica habría descartado (por ejemplo, la alquimia para fabricar oro). Esa brecha se cierra a partir de la Revolución Industrial, influenciada por las ideas de la Ilustración. La ciencia y la tecnología empezaron a alimentarse mutuamente: los avances científicos dieron lugar a mejoras técnicas, y a su vez los problemas técnicos estimularon nuevas investigaciones científicas. Este círculo virtuoso de conocimiento teórico y práctico creó un proceso autogenerado de innovación continua, base del crecimiento moderno.

2. Competencia y habilidades técnicas:

Para que las ideas se materialicen, se necesitan personas con la habilidad de implementarlas. Inglaterra contaba con muchos artesanos, mecánicos, ingenieros y empresarios capaces de traducir ideas en negocios, que lleven traduzcan la innovación en bienes y servicios que puedan aumentar la calidad de vida de las personas. Mokyr subraya que esta abundancia de talento técnico en Inglaterra fue vital para lograr un despegue industrial sostenido.

3. Sociedad abierta al cambio:

La innovación tecnológica no es pasiva; crea ganadores (quienes adoptan o lideran la nueva tecnología) pero también perdedores (quienes quedan desplazados). Cada nueva máquina o método puede amenazar trabajos, empresas o privilegios establecidos. Históricamente, esas resistencias de grupos con intereses frenaron las innovaciones antes de que prosperaran. Durante la Ilustración y en adelante, se difundió una cultura más favorable al progreso y a la libertad. Instituciones políticas, como el Parlamento Británico, facilitaron acuerdos favorables a la innovación. En otras palabras, la sociedad comenzó a aceptar la innovación como parte del avance. Esta apertura social permitió que las fuerzas disruptivas de la tecnología se liberaran, venciendo trabas que antes impedían su crecimiento sostenido.

Gracias a este entorno —conocimiento científico y técnico en armonía, mano de obra calificada e instituciones que abrazan el cambio—, el crecimiento económico pudo comenzar a evolucionar de manera sostenida.

Aghion y Howitt: Las Matemáticas de la Innovación

 Mientras Mokyr miró al pasado para entender cómo llegamos al crecimiento moderno, Philippe Aghion y Peter Howitt abordaron la cuestión desde la teoría económica, y, a través de fórmulas matemáticas, lograron demostrar que el crecimiento económico es impulsado principalmente por la innovación. Su trabajo describe cómo las empresas invierten en mejorar sus procesos productivos y en crear productos nuevos de mejor calidad, al mismo tiempo que las compañías que antes lideraban el mercado quedan desplazadas por las innovaciones de sus rivales. Esta teoría es la que llaman destrucción creativa.

Aghion y Howitt demostraron que, en el largo plazo, la destrucción creativa es la fuente fundamental del crecimiento económico sostenido: cada nueva oleada de innovación eleva la productividad y el bienestar, aunque venga acompañada de la salida de viejos actores del mercado. En los últimos dos siglos, casi todo en nuestras sociedades ha cambiado debido a esta dinámica de reemplazo continuo. En Estados Unidos, el 10% de todas las empresas desaparecen cada año, pero nacen nuevas empresas en la misma proporción. Lo mismo sucede con el mercado laboral: aproximadamente el mismo porcentaje de personas que pierden su trabajo por el quiebre de su compañía, es contrarrestado con las personas que consiguen trabajo en una compañía nueva.

Aghion y Howitt identificaron que esta agitación constante es el corazón del crecimiento moderno. En su modelo, lo describen de la siguiente manera: una empresa que introduce una mejora significativa —ya sea un producto superior o un método de producción más eficiente— gana una ventaja y puede convertirse en líder de mercado. Sin embargo, ese liderazgo es temporal. Otras empresas, al ver los beneficios que tuvo la compañía líder, se incentivan a innovar más para arrebatarle el puesto. Es como subir una escalera: cada innovación lleva a una compañía a lo más alto por un tiempo, hasta que otra invención la empuja y ocupa su lugar. Este tira y afloja competitivo genera un impulso permanente para seguir invirtiendo en innovación.

Incentivos para innovar

 Otro punto importante del trabajo de Aghion y Howitt es que pudieron incorporar en su fórmula los incentivos que tienen las empresas para innovar, y cómo ellos varían en base a la competencia que hay. Por ejemplo, si una empresa establecida tiene mucho poder (monopolios u oligopolios), podría influenciar a que las reglas de juego (regulaciones) sean menos abiertas a la innovación, a manera de protección de la entrada de nuevas empresas. En cambio, cuando hay una competencia moderada, las compañías se ven obligadas a innovar para no ser desplazadas, y eso impulsa el progreso tecnológico.

Por otro lado, si la competencia es excesiva y los márgenes se reducen demasiado, las empresas pierden capacidad para invertir en innovación. Por eso, el crecimiento sostenido surge de un punto de equilibrio, donde hay suficiente rivalidad para motivar la innovación, pero también suficientes incentivos económicos para financiarla. Este balance explica por qué algunas economías muy abiertas e innovadoras –como la estadounidense– logran mantener un flujo constante de nuevas ideas, mientras que otras, con mercados más concentrados o regulados, tienden a estancarse.

 Las familias como fuente de la innovación

Detrás de cada innovación, hay una fuente de financiamiento, y esa fuente es el ahorro de las familias. Las personas que ahorran e invierten en bonos, fondos mutuos o acciones, ponen en movimiento su dinero dentro del sistema financiero. Los mercados de capitales canalizan esos recursos hacia empresas que los usan para invertir en investigación, desarrollo y expansión. En este sentido, el ahorro y la innovación son dos caras de la misma moneda: sin ahorro no hay inversión, y sin inversión no hay progreso tecnológico. El modelo muestra que la tasa de interés, la tasa de ahorro de las familias y la tasa de crecimiento están vinculadas, porque el costo del dinero afecta cuánto se ahorra y, por ende, cuánto se invierte en nuevas ideas. Esto significa que políticas que fomenten el ahorro, la inversión y la eficiencia de los mercados capitales son esenciales para sostener la innovación. Las familias, los inversionistas y las empresas forman parte de un mismo circuito que impulsa el crecimiento de largo plazo.

¿De qué me sirve como inversionista?

Las ideas de este Nobel están alineadas profundamente con la filosofía de inversión de Flip. En Flip recomendamos invertir en Estados Unidos, donde la destrucción creativa es parte su naturaleza: empresas emergentes superan constantemente a compañías establecidas. Esa renovación constante explica por qué el mercado estadounidense es el más resiliente y rentable en el largo plazo.

Invertimos de manera pasiva, a través de ETFs, porque sabemos que es imposible predecir qué empresa liderará el futuro. En cualquier momento, puede surgir una innovación disruptiva que desplace a los actuales líderes. Al exponernos a todo el mercado, participamos de esa dinámica sin necesidad de adivinar ganadores.

Este Nobel también valida nuestra visión como empresa: Flip está innovando la forma de invertir. Lo hacemos con tecnología, con nuestra Cobra 🐍, nuestro Búho 🦉 y nuestro Panda 🐼 y con una comunicación simple, cercana y en formatos alternativos.

Finalmente, En Flip ayudamos a que las familias inviertan más, y que su dinero llegue a las empresas más innovadoras del mundo. Al hacerlo, esas familias no solo hacen crecer su patrimonio, sino que también financian las nuevas tecnologías que impulsan el crecimiento económico.

Los invitamos a ver la conversación entre Nacho y Nico en nuestro canal de Youtube.

Pueden encontrar más información del Nobel de Economía 2025 en su web.

Seguiremos compartiendo resúmenes de libros de nuestra biblioteca o informes que consideremos relevantes a través de este canal. Para acceder a nuestro repositorio, puedes visitar la sección de “Resúmenes” en el blog de nuestra página web.

Un abrazo,

Ignacio Aguirre y el equipo de Flip

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