Libro: ‘Range’ de David Epstein
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Nicolas Dañino

David Epstein es periodista de investigación, exatleta de pista y escritor en medios de comunicación. Antes de Range, publicó The Sports Gene, donde exploró las raíces genéticas del talento deportivo. En Range, su enfoque se amplía y nos ayuda a descubrir cómo ser exitosos en ámbitos complejos, desde los deportes hasta los negocios.
Range es su libro más reconocido, donde el autor cuestiona la narrativa que para tener éxito hay que empezar joven y especializarse lo antes posible. A través de ejemplos de atletas, músicos, empresarios, científicos y más, muestra que los generalistas —quienes prueban, cambian, exploran y combinan habilidades de distintos campos— están mejor preparados para resolver problemas, adaptarse y sobresalir. Desde Roger Federer hasta Van Gogh, pasando por empresas como Instagram y Youtube, Range muestra que explorar vale más que especializarse, especialmente cuando el mundo se vuelve más complejo y menos predecible.
Desde Flip, consideramos a Range de David Epstein un libro de lectura obligatoria para entender la importancia de desarrollar una visión abierta, que permita adaptarse y tomar mejores decisiones en un mundo que cambia constantemente.
Esto aplica también a las inversiones, que son cambiantes por naturaleza, donde quienes tienen mayor éxito son los que entienden su complejidad y saben utilizar aprendizajes de otros campos para tomar mejores decisiones de inversión.
El mensaje más importante de este libro es que tener experiencias diversas, cambiar de rumbo y combinar distintas disciplinas lleva a un éxito más sostenible.
¿Por qué este libro?
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Porque valida nuestra filosofía de inversión. En Flip sabemos que el mundo de las inversiones es complejo y cambiante. En ese sentido, no especulamos sobre el rumbo del mercado, porque sabemos que es el futuro el que determina el movimiento de las inversiones, y que no existe una fórmula que lo pueda predecir de manera consistente.
Además, porque valida nuestra cultura y forma de trabajo. En Flip, promovemos que todas las personas del equipo tengan conocimientos de distintos campos: filosofía, inversiones, psicología, economía, desarrollo personal, desarrollo profesional y demás. Además, consideramos al deporte como una parte fundamental de nuestras vidas. Todo esto lleva a que podamos ir adquiriendo distintas experiencias que nos permitan tomar mejores decisiones de trabajo y de vida.
Roger Federer versus Tiger Woods
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En contextos con reglas claras —como el golf o el ajedrez— la práctica intensiva y repetitiva desde niños funciona para tener éxito. Pero en el mundo real, con problemas complejos, cambios constantes y sin resultados inmediatos, la especialización puede ser una trampa. En esos casos, quienes exploran más, aprenden de distintas fuentes y conectan puntos entre disciplinas son quienes terminan ganando.
El autor pone como ejemplo de especialización temprana a Tiger Woods, quien fue entrenado desde muy niño a jugar golf de manera repetitiva y llegó a la élite mundial. Pero el golf es un “juego amable”, con patrones que se repiten siempre. No es extrapolable al mundo real.
Por otro lado, pone como ejemplo de exploración a Roger Federer, quien practicó fútbol, básquet y bádminton antes de enfocarse en el tenis. El autor argumenta que, cuando eligió continuar con el tenis porque fue lo que más le gustó, esa diversidad de habilidades previas le dio una base más sólida, lo que permitió que pueda adaptarse mejor a los cambios inherentes a su deporte. También utiliza el caso de Van Gogh, quien fue maestro, predicador y comerciante antes de ser pintor.
“En esos campos, que involucraban comportamiento humano y donde los patrones no se repetían claramente, la repetición no generaba aprendizaje.”
Daniel Kahneman
El aprendizaje más lento es mejor
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El mejor aprendizaje no es el que se siente más eficiente en el corto plazo, sino el que te obliga a luchar con el problema, equivocarte y volver a intentarlo. A diferencia de la repetición mecánica, este tipo de aprendizaje genera una comprensión más profunda.
“La repetición es menos importante que la lucha.”
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El autor usa ejemplos de música, donde estudios han demostrado que los músicos que aprenden a tocar improvisando —en vez de solo seguir partituras— desarrollan una comprensión más rica del lenguaje musical. También es común que los mejores músicos hayan probado varios instrumentos antes de enfocarse en uno. Aunque este enfoque exploratorio parece lento al comienzo, termina formando artistas más creativos y versátiles.
Este patrón se repite en otras disciplinas: cuando hay ambigüedad, ensayo y error, y necesidad de razonar desde el comienzo, el aprendizaje es más potente. Aunque parezca que estás avanzando más lento, en realidad estás construyendo una base más sólida.
Cambiar de rumbo no es fracasar
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Uno de los errores más comunes en carreras profesionales o proyectos personales, es quedarse en un camino simplemente porque ya se ha invertido mucho tiempo o esfuerzo en él. A esta trampa se le conoce como la falacia del costo hundido: la creencia de que abandonar sería desperdiciar lo invertido. Pero el autor argumenta que lo inteligente es seguir ajustando el rumbo hasta encontrar un camino que realmente encaje contigo, lo que él llama alineamiento profesional (“match quality”).
“Nunca te rindas. Nunca, nunca, nunca… excepto ante convicciones de honor y sentido común.”
Winston Churchill
La vida no es una línea recta. Tiene más sentido tomar decisiones de corto plazo basadas en lo que aprendes de ti mismo y del mundo, y luego, una vez que encuentras algo que encaja contigo, sí mirar hacia el largo plazo.
“Sé quién soy cuando veo lo que hago”
Michelangelo
El autor pone de ejemplo a Instagram, que comenzó como una aplicación llamada Burbn, enfocada en geolocalización; y a YouTube, que nació como un sitio de citas por video. Ninguna de estas ideas iniciales funcionó. Pero ambos equipos fueron lo suficientemente flexibles como para cambiar el enfoque por completo y adaptarse a lo que realmente quería el usuario. El verdadero éxito llegó solo después de cambiar de rumbo.
Saber pensar es más importante que saber
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La educación tradicional premia la memorización y la repetición de fórmulas. Pero en el mundo real, donde las reglas no siempre están claras, los problemas no se repiten y el resultado no es inmediato, esta forma de aprender se queda corta.
“Los expertos tienen más dificultad para adaptarse a nuevas reglas que los no expertos.”
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Epstein señala que la verdadera habilidad está en saber pensar, no en tener todas las respuestas. La resolución de problemas complejos exige conectar ideas de distintas áreas, cuestionar supuestos y adaptar estrategias constantemente. Sin embargo, muchos sistemas educativos y profesionales refuerzan lo opuesto: especialización temprana y pensamiento en línea recta.
El autor usa ejemplos que muestran que no existe correlación entre el promedio de notas y la capacidad real de resolver problemas complejos. El sistema premia a quien responde rápido lo que le enseñaron, pero no necesariamente al que puede pensar con autonomía.
Mucha experiencia te puede jugar en contra
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Otra idea marcada del libro es que demasiada experiencia específica en entornos complejos te puede jugar en contra. Las personas que han pasado muchos años haciendo lo mismo, tienden a confiar demasiado en lo que saben, incluso cuando el contexto ha cambiado. Este fenómeno, conocido como rigidez cognitiva (“cognitive entrenchment”), hace que los especialistas se queden atrapados en sus marcos mentales, aunque ya no sirvan.
El autor usa como ejemplo los pronósticos de las principales entidades financieras (como Barclays, Citi o JPMorgan) sobre la evolución del tipo de cambio euro/dólar entre el 2000 y el 2010. Los resultados fueron tan equivocados que, como dice Epstein, “eran igual de útiles que un chimpancé lanzando dardos”. Sabían mucho del pasado, pero poco del futuro.
También utiliza un estudio del psicólogo Daniel Kahneman, que demostró que, en campos como la psicología clínica o la medicina, más años de experiencia no necesariamente mejoran el juicio, y muchas veces lo empeoran por exceso de confianza.
Otro ejemplo que resume el espíritu de Range es el de Gunpei Yokoi, uno de los creativos más influyentes de Nintendo. Yokoi no era un experto en programación ni un ingeniero de hardware de élite. Aun así, fue el creador del Game Boy, uno de los productos más exitosos en la historia de los videojuegos.
Nintendo, antes de ser la empresa de videojuegos que conocemos hoy, era una empresa de naipes tradicionales y experimentó con negocios tan diversos como taxis y hoteles. Fue ese recorrido lleno de iteraciones lo que le permitió encontrar finalmente su mejor alineamiento.
Yokoi aplicaba lo que llamó pensamiento lateral con tecnología antigua: en lugar de buscar lo más avanzado, se enfocaba en usar tecnología existente de forma creativa y accesible. El Game Boy no tenía la mejor pantalla ni los mejores gráficos, pero era duradero, económico y, sobre todo, divertido. Por eso funcionó.
Él mismo decía que no ser un especialista técnico fue lo que le permitió ver soluciones que otros no veían. Su falta de especialización no fue una desventaja, fue su ventaja.
“La profundidad puede ser insuficiente sin amplitud.”
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Apertura a ideas contrarias
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Epstein argumenta que la especialización extrema puede llevar a la aversión a ideas contrarias: mientras más experto te vuelves en un solo tema, más difícil es considerar puntos de vista opuestos. En temas polarizantes, 2 de cada 3 adultos prefieren no leer argumentos contrarios a su posición, y este sesgo se agudiza entre los más “educados”.
También, el autor cita un estudio que demuestra que quienes predijeron situaciones geopolíticas de manera más acertada comparten una característica: curiosidad científica. Leen sobre muchos temas, cuestionan sus ideas y cambian de opinión cuando hay nueva evidencia. No se casan con una narrativa.
Como un ejemplo de pensador abierto, el autor pone de ejemplo a Charles Darwin, quien, pese a no tener una formación académica formal en biología, se convirtió en uno de los científicos más influyentes de la historia. Recolectó datos durante décadas de distintas disciplinas, observando, comparando y anotando sus dudas. No se enamoraba de sus propias ideas. Cuando los hechos no coincidían con una teoría que él mismo había planteado, la desechaba.
“Siempre intenté mantener mi mente libre para abandonar cualquier hipótesis, por muy querida que sea, si los hechos la contradicen.”
Charles Darwin
¿De qué me sirve como inversionista?
Range deja una enseñanza clave: no se trata de saber más, sino de pensar mejor. En un mundo incierto, gana quien se adapta, no quien cree tener todas las respuestas.
En Flip creemos exactamente eso. No especulamos ni intentamos predecir el futuro. Invertimos en el único mercado que ha demostrado ser consistentemente rentable y resiliente: el de Estados Unidos. ¿Por qué? Porque es donde los emprendedores pueden iterar, equivocarse, aprender y volver a intentar con libertad. Esa cultura de prueba, error y reinvención es la que ha permitido que ahí nazcan las mejores empresas del mundo.
Como inversionista, también es importante considerar la profundidad del equipo que te ayuda a invertir. No solo en lo técnico o económico, sino en su capacidad de pensar, adaptarse y resolver problemas complejos. Range demuestra que las personas más efectivas no son las que saben todo de un solo tema, sino las que combinan experiencias y conocimientos de distintas áreas.
En Flip, esa es parte de nuestra cultura. Nos nutrimos de la filosofía, la psicología, la historia, la ciencia, el deporte, la economía y demás. Todo eso alimenta nuestra forma de trabajar, nos da perspectiva, y nos permite brindar un servicio más completo a nuestros clientes.
Puedes encontrar este libro en librerías tradicionales como Crisol o en formato digital desde Amazon o Apple Books.
Seguiremos compartiendo resúmenes de los +500 libros de nuestra biblioteca en Flip a través de este canal.
Un abrazo,
Equipo de Flip Inversiones